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miércoles, abril 25, 2007

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--¡Qué tal Canchaya!---------¿Cuántos parlamentarios más hacen lo mismo?.
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Hizo bien el Consejo Directivo del Congreso al actuar con rapidez ante el escándalo protagonizado por la parlamentaria Elsa Canchaya, y autorizar al procurador a presentar denuncia constitucional por lo que a todas luces constituye un aprovechamiento indebido del erario.
La congresista tiene todo el derecho de presentar su defensa ante los graves cargos que enfrenta. Pero lo revelado en el programa Cuarto poder es contundente y las explicaciones ofrecidas muy débiles.
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Según la denuncia, Canchaya contrató a su empleada doméstica como si fuera su asesora parlamentaria con un sueldo mensual de S/.4,697. Sin embargo, es obvio que la 'consejera' no tiene la preparación mínima para desempeñar dicho cargo.
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Por tanto, la primera falta de Canchaya es beneficiar indebidamente a una allegada suya con un honorario pagado por el Estado para ocupar un puesto para el que no está calificada.
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Pero el lío es mucho más grave, pues es evidente que dicho sueldo resulta excesivo para una empleada doméstica, por lo que se podría intuir -lo cual deberá ser determinado por la investigación- que en realidad Canchaya se estaba quedando con la diferencia entre el sueldo promedio de una empleada doméstica en Lima y lo que su 'asesora' cobraba como asesora parlamentaria.
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Ante la solidez de las pruebas, Canchaya ha quedado aislada. Una expresión de ello es que, hasta el momento, ni siquiera su partido -el PPC- ha dado señales de querer defenderla. Por el contrario, le han suspendido la militancia, a la espera del resultado final de la investigación.
Los congresistas -empezando por su presidenta, Mercedes Cabanillas- siempre se quejan, con razón, de que muchas veces se generaliza la falta de un parlamentario, lo que acaba dañando la imagen de la institución en su conjunto.
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Esta es una buena oportunidad para sancionar con rapidez y energía el delito, y empezar a borrar la sensación de que otorongo no come otorongo. Pero el Congreso también debería investigar si hay otros parlamentarios sinvergüenzas, pues esta práctica indebida no es escasa ni reciente.
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