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miércoles, diciembre 09, 2009

Conferencia del Dr.Bernardino Montejano 20/11/09: Amistad y Concordia.

Rodolfo Jorge Brieba rjbrieba@fibertel.com.ar
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Fecha: 09/12/2009
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Hora 10:21
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Filosofía clásica, amistad y concordia.
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"En las entrañas de la amistad se esconde el germen de la vida comunitaria con todas sus secuelas"

Andrés Vázquez de Prada

"El hombre perverso provoca discordia"

Proverbios, 16, 28.
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I.-
Nuestra participación en estas jornadas apunta a una respuesta positiva a la soledad: la amistad y dentro de ese género, entendido en sentido muy amplio y con matices que intentaremos señalar, la concordia.
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Y un comentario al primer capitel, aprovechando otro texto del autor citado: por la amistad, "las almas se enhebran para pasar a formar parte del tejido social. Ello se efectúa de un modo triple: cimentando la sociabilidad, con el servicio de amor al prójimo y por la formación personal de los amigos. Estas tres funciones ganan en profundidad lo que pierden en extensión: la sociabilidad alcanza a todos; el amor al prójimo a quienes nos rodean; la amistad a los íntimos"1.
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El segundo capitel se refiere a la concordia y pertenece a un libro de las Sagradas Escrituras. Como veremos más adelante la concordia, excepto en ciertos casos, se encuentra en la línea perfectiva que surge de la naturaleza humana y es fuente de múltiples bienes. Atendiendo a esto, y a los males tremendos que provoca la discordia en las diversas sociedades humanas, quien la genera no será un hombre malo, sino pésimo, pérfido, protervo.
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El punto de partida es la filosofía clásica y llamamos tal, para precisar la denominación, a la filosofía griega, a las grandes intuiciones de los filósofos cosmológicos y a la elaboración sistemática realizada, siguiendo el camino abierto por Sócrates, por Platón, el padre de la filosofía occidental, y por Aristóteles, llamado por Dante, "el maestro de los que saben". Su legado es un bien común para todos nosotros y hoy lo tenemos a nuestra disposición, para indagar una vez más en él, y a partir de él, tratar de enriquecerlo, depurarlo de sus errores, y a su vez trasmitirlo. No somos otra cosa que un eslabón más en una interminable cadena.
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